El concepto de datos abiertos es una práctica que persigue que determinados tipos de datos estén disponibles de forma libre para todo el mundo.
A nivel gubernamental, los datos abiertos sirven para que cierta información pública pueda estar a disposición de toda la ciudadanía en formatos reutilizables y digitales, facilitando así, por un lado, la transparencia de las propias administraciones públicas, y por otro, fomentar el desarrollo de nuevas aplicaciones tecnológicas, servicios o negocios por parte de los reutilizadores.
Para considerar un conjunto de datos como abierto completamente, según el Open Data Handbook, éste debe tener las siguientes características:
- Disponibilidad y acceso: la información debe estar disponible como un todo y a un costo razonable de reproducción, preferiblemente descargandola de internet. Además, la información debe estar disponible en una forma conveniente y modificable.
- Reutilización y redistribución: los datos deben ser provistos bajo términos que permitan reutilizarlos y distribuirlos, e incluso integrarlos con otros conjuntos de datos.
- Participación universal: todos deben poder utilizar, reutilizar y redistribuir la información. No debe haber discriminación alguna en términos de esfuerzo, personas o grupos. Restricciones “no comerciales” que prevendría el uso comercial de los datos; o restricciones de uso para ciertos propósitos (por ejemplo sólo para educación) no son permitidos.